La semana pasada estuve en Suiza. Invitados por la universidad de Lucerna asistimos a un curso de sobre internacionalización junto a estudiantes de diversas universidades de Europa.
Del curso en si me esperaba un poco más, aunque no es culpa de la organización. Eso es debido a que el año pasado hice un curso en que la gente no estaba sentada y oyendo. Era un curso en el que la gente estaba en tensión, esperando a ser atacada en cualquier momento, o en el que estaba impaciente por levantar la mano y decir algo. Era otro modo de dar las clases, eran clases interactivas en las que en mayor o menor medida todo el mundo participaba. Además el tema invitaba a ello, la innovación. Algún día escribiré algo sobre estos tipos de cursos que fomentan la participación e interactividad.
Supongo que debido a eso, la forma de dar el curso no me pareció demasiado. De hecho, en cada curso en el que tomo parte, veo que falta algo. Sin embargo el haber trabajado con gente de otros paises en los casos de estudio estaba interesante. Además de que nos invitaron a comer y hicieron actividades para nosotros. Todo un detalle.
Otra cosa de la que me di cuenta es de que Europa no está tan unida como parece y eso se nota en la gente. La gente aún no tiene el concepto de unidad europea, aunque claro, aquí tambien entran en juego factores como los de me cae bien, no me cae bien. Pero lo que vengo a decir es que aún hay mucho trabajo que hacer en Europa, muchas puertas que abrir, muchos intercambios por realizar y mucho que aprender de otras culturas. Habría que acercar a la gente de unos lugares y otros, pero es difícil, cada pedazo del continente tiene su historia, su gente y sus costumbres. Y en parte eso es lo mágico de este continente. En definitiva hay que encontrar alguna fórmula mágica para la unión. Porque si no se hace nada la unión Europea seguirá siendo una utopía, estamos aquí para colaborar, no para competir.
Lo bueno es que cursos como este hacen que la gente conozca más otras culturas y que compartan, que se conozcan. Hace falta hacer cosas de estas pero a más escala. También es cierto que más tiempo hubiera acercado más a la gente, o menos quizás, quien sabe.
En cuanto a Lucerna, Lucerna es una ciudad bastante bonita, un tanto medieval con un encanto especial. Excelente para unas vacaciones relajadas.
Al final la experiencia fue positiva. De suiza me llevo sobretodo buenos momentos y unos cuantos amigos mas que espero ver en poco tiempo.
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