domingo, 28 de noviembre de 2010

Asertividad

Hoy publico un texto que escribí para un cursillo que hice sobre asertividad hace poco.


En mi caso, un derecho que me llama especialmente la atención, por su implicación en la vida cotidiana, es el derecho de poder tomarse tiempo para responder ante un evento.
Reactividad. Vivimos en un mundo tan acelerado que pocas personas se dan cuenta de que tienen la posibilidad de ejercer este derecho. En este mundo no hay tiempo para pensar las cosas, lo que hace que vivamos en un mundo reactivo de personas reactivas. Al igual que en la física, que postula que toda acción causa una reacción, parece que las personas vivamos de acuerdo a unos patrones adquiridos por imitación y que nos ayudan a “facilitar” la vida dando respuestas más rápidas sin pensar. Pero lejos de eso, al no pararnos a reflexionar en las implicaciones de las respuestas, lo que
hacemos muchas veces es dar una respuesta acelerada que en muchas ocasiones empeora las cosas, haciendo que las situaciones y las relaciones se compliquen y en algunos casos generando situaciones que puede que más tarde vuelvan a nosotros otra vez e incluso de forma peor. No parece que nos detengamos a pensar las implicaciones de este comportamiento reactivo. Nos hemos transformado en personas reactivas, y lo peor es que no parece no importarnos demasiado.


Si hace mal tiempo, nos sentimos mal. Si nos atacan devolvemos el ataque. Si nos quitan un sitio, maldecimos. Si no estamos de acuerdo, cerramos la mente. Y así un montón de ejemplos en que no damos tiempo entre el estímulo y la respuesta, no nos damos tiempo para pensar, y sencillamente respondemos sin más.


Y el no tener este tiempo hace que la calidad de las decisiones y reacciones sean peores.


En mi opinión esto pasa porque muchas veces no revisamos los conceptos, damos muchas cosas por sentado y nos gusta andar el camino fácil, es un mecanismo evolutivo, Por desgracia en muchas ocasiones pensamos que no tenemos tiempo para pensar y decidir, lo que acaba causando resultados desastrosos. Dicho de otra forma, no pensamos que hay otra forma de responder.


Proactividad. Está claro que sería agotador revisar cada una de las acciones que recaen sobre nosotros, por eso, este proceso debería conllevar una reflexión previa para decidir sobre que es lo importante y en que deberíamos tomar consideración.
Una vez leí que la última libertad que te pueden quitar es la de la actitud, la de sentirte como quieras. Al hilo de esta reflexión, cada uno debería comprender que podemos elegir como responder ante cualquier estímulo y que deberíamos hacerlo de la mejor forma posible para obtener los mejores resultados. Si cada uno de nosotros pudiera llegar a comprender estas implicaciones, probablemente ejercería este derecho, y se tomaría el tiempo necesario. Primer podría gestionar como sentirse ante la acción, y luego responder con la debida reflexión que merece la respuesta.


Este derecho, tomarse el tiempo necesario, respeta esta libertad de poder elegir como reaccionamos, y es a mi parecer uno de los más infravalorados y más importantes en esta sociedad en la que vivimos. Esto y todo lo anterior hacen que le de importancia. No seamos personas reactivas sino proactivas.

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